23 junio 2011

Quítale este velo porque quiere ver el cielo



Imagínense un día cualquiera de mayo del año 2065 (suponiendo que las predicciones sobre el fin del mundo se equivocan) con unos 25º a la sombra a las 16.00. Calor para ser mayo, pero no lo suficiente como para ponerse crema protectora solar. Imagínense, por un instante, de la forma más descriptiva posible, sin ningún juicio de valor, que se impusiese la moda de ir desnudos por la calle, y que las leyes hubiesen cambiado tanto que llevasen unos 35 años apoyando por completo esta iniciativa; de modo que ya se hubiese normalizado. Imaginen a la gente caminando por la calle, yendo a comprar al supermercado, en la peluquería, cruzando un paso de peatones... Imaginen sus caras cotidianas. Tómense su tiempo, el que consideren oportuno y necesario, e imaginen... ¿Qué ven? Yo, personalmente, gente sin complejos.

Volvamos al ejercicio de la meditación. Pueden poner música chill out de fondo, que ayuda bastante. Imagínense que usted no fuese un adelantado a su tiempo y que, por muchos años que pasasen, usted no perdería la vergüenza a ir desnudo o desnuda por la calle. "Me están mirando los michelines", "Ese cerdo de ahí no deja de mirarme la entrepierna", "Paso de salir a la calle con este barrigón y este culo escaparate"... Las sociedades utópicas, al fin y al cabo, son lo que son. Por último, imagínese que la sociedad europea en la que usted no sólo viviese, sino que estuviese inmerso en ella, fuese tan absurda como para imponerle ir desnudo/a por la calle so pena de 500 euros o cárcel. Y lo que es mucho peor, que le excluyesen socialmente. Que le dijesen cosas del tipo: "Si no eres capaz de ir desnudo por la calle, quédate en casa tío", "Si es por tu bien, no ves que así dejas de ver el cuerpo como objeto sexual y empiezas a verlo como lo que es, un cuerpo!!!", "Si no te gusta, vete a Arabia Saudí, que allí aún van con camisetas en primavera" ¡Disparatado, verdad?! Pero, ¿cómo se sentiría si fuese real?

Bueno, dejemos las hipótesis futuristas a un lado y centrémonos en lo que realmente importa, que es lo que ocurre de verdad. Y ya que me llevas un rato leyendo, voy a tutearte. ¿Cómo te sentirías si, por circunstancias de la vida, acabases viviendo en un país en el que te obligan a llevar velo? ¿Como se sentirá una persona que por circunstancias de la vida acaba viviendo en un país en el que le obligan a quitárselo?  Hay gente que critica el uso obligatorio del velo en ciertos países árabes, yo no lo defiendo ni mucho menos por el mero hecho de ser obligatorio, y en cambio, siguen el mismo patrón exclusivista de querer mandar a su país o al ostracismo a personas que llevan el velo. "El ojo por ojo nos hará a todos ciegos", ya lo dijo Gandhi, e ineptos.

Hoy he leído en El País digital el caso de una niña a la que el director le prohibió la entrada en la fiesta de fin de curso y se le estuvo sancionando durante 4 meses en un instituto PÚBLICO de Arteixo (Coruña). Me parece vergonzoso que no sólo discriminen a gente con tradiciones culturales distintas a las del país de residencia, sino que además lo hagan con los más débiles, con los que menos voz y voto tienen en todo este asunto discriminatorio y etnocentrista: los niños.

Gran parte de la juventud europea actual va de liberal y feminista atacando el uso del velo. En Bélgica y Francia, es delito. Pues si tú eres de esos, deja tu supuesto feminismo e ideales progres a un lado durante un segundo, y vuelve a imaginar. ¿Cómo te sentirías si habiéndote criado en el uso del velo, te lo arrancan para que puedas ver mejor el cielo. Si, a base de insultos, exclusión social o prohibiciones, te hacen ver que tu cultura es una mierda en mi país, que lo que te han enseñado tus progenitores no vale un dirham en mi Barcelona cosmopolita y que, en cuestión de segundos, te adaptas a mí o te vas?

Sí, solo las mujeres llevan velo, y sí puede ser una tradición de la que se puede inferir una concepción del hombre superior a la de la mujer, en otras palabras, una tradición machista. Pero hay mujeres que se han criado en esa tradición, que la tienen arraigada dentro de su mente o alma. De la misma forma, que muchas mujeres llevan minifalda en invierno, maquillaje excesivo y escote a una entrevista de trabajo, o bailan reggaeton. Y eso, en cambio, no nos parece tan mal; quizá porque no está aún de moda criticarlo.

Creo que, a veces, se confunde el término "feminismo" con "etnocentrismo".

No vacilaré a la hora de unirme a la revolución anti-velo, siempre y cuando la empiecen ellas, las que lo llevan o un día estuvieron obligadas a llevarlo. Siempre y cuando la revolución sea contra él, el que impone el velo, y no contra ellas mismas. Eso, queridos lectores, es ser feminista.

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