12 octubre 2010

¿El homosexual nace o se hace?


"¿El homosexual nace o se hace?". Es una pregunta que me han hecho, no desde que soy homosexual, porque (aunque en general no me gustan las etiquetas organizativas) siempre lo he sido y siempre lo seré; pero sí desde que salí de todos mis armarios. Porque una cosa quiero dejar clara, no existe un único armario, sino uno por cada persona que conocías y te desconocía. Aunque últimamente no explico, ilustro. 

El caso es que esa misma pregunta la han intentado resolver numerosos estudiosos (y otros no tanto) desde distintas áreas del conocimiento a lo largo de la historia. Pero antes de citar a unos cuantos he de aclarar que, en esta entrada, la opinión sobre el susodicho tema de la Santísima Iglesia Cristiana Católica bla bla bla así como de otras religiones no tiene cabida alguna. Intentaré hacer aproximaciones a la cuestión con un mínimo de rigor científico y/o humanístico. 

Hasta el año 1973, año en el que Nixon anunciaba un acuerdo de paz con Vietnam, se regularizaba el uso de los rayos X, se abría el "World Trade Center" y Carrero Blanco era asesinado por E.T.A.; la homosexualidad estaba considerada por la psiquiatría un trastorno mental. Durante el segundo tercio del siglo XX, psiquiatras de distintos puntos del planeta se disputaban el gran hallazgo que les llevaría a la cumbre del éxito: definir el origen de dicho trastorno. Numerosos psicólogos y psiquiatras durante los años 50's (tales como Edmund Bergler, Charles Socarides o Albert Ellis para quien esté interesado en el tema y quiera indagar más a fondo) asociaban la homosexualidad con un trastorno de la conducta debido a la educación (o mala educación) que los homosexuales habían recibido en su infancia por parte de sus progenitores. Y con mala educación se referían a la ausencia de la figura paterna o el sobreexceso de protección maternal, donde la figura del padre se debilitaba estructuralmente. O en otras palabras: si el niño o la niña eran criados por madres solteras o padres débiles; maricón o lesbiana seguro.  Pues como toda enfermedad o trastorno, la homosexualidad también tenía sus propios métodos de cura: las terapias reparativas. Estas terapias tenían como finalidad cambiar de acera a los perjudicados por los desestructurados núcleos familiares de la época. ¿Y en qué consistían estas terapias? Pues en algunos casos, se les colocaba sensores en la zona genital de los "pacientes" para medir sus grados de excitación al observar imágenes homoeróticas. Si los detectores de la verdad decían: sí, se excita; entonces descarga eléctrica a la zona delatora. Lo no tan sorprendente del asunto es que hubo de muchos "profesionales" como Martin Seligman que afirmaban que dichas terapias eran satisfactorias. Nos ha jodío, después de la descarga de voltios sobre mis huevos (o chocho en otro caso) voy a seguir afirmándome en mis tendencias sexuales delante de unos cuantos torturadores. Resumiendo, éstos a los que algún día les firmaron el título de "Licenciado en Medicina" eran de los que pensaban que el homosexual se hace. No quiero terminar este párrafo sin antes aclarar que las terapias reparativas siguen vigentes actualmente y numerosos psiquiatras, psicólogos y asociaciones como la NARTH (National Association for Research and Therapy of Homosexuality) siguen en sus treces queriendo reorientar a los homosexuales que se someten (o son sometidos por sus familiares) a sus métodos. Obviamente, estos recicladores de la sexualidad siguen al dios cristiano. 

Por otra parte, están los que se adelantan a su tiempo y van más allá que sus sucesores, como es el caso de Freud. Él no solo pensaba que la bisexualidad era innata sino que afirmaba que todos nacemos bisexuales. Es decir, a todos nos va la carne y el pescado, en principio; aunque es pasada la niñez cuando las personas se orientan hacia una tendencia u otra, dependiendo de distintos factores. Cada persona, antes de fijar en otra persona su objeto de deseo, se toma a sí mismo como tal, el placer es autoerótico. Si uno se detuviese en dicha etapa, correría el riesgo de sentirse atraído por unos genitales similares a los suyos. Existe otra etapa en la que  los niños (en este caso el masculino no generaliza) sienten una fuerte obsesión por la pérdida de su miembro viril conocida como "complejo de castración". Si uno se estanca en esta etapa, tendrá como consecuencia animadversión hacia los genitales femeninos y por lo tanto preferirá tener posesión de aquello que teme tanto perder. Y otro complejo que puede derivar en homosexualidad, según el psicoanalista, es el "complejo de Edipo" no superado. Es decir, un niño (porque cuando él habla de homosexual su mente le dibuja un falo) puede no superar su complejo de Edipo (atracción sexual por su madre) y ello le puede llevar a que dicha atracción, que antes sentía, se torne en identificación. Una variante del complejo de Edipo es el "complejo de Edipo invertido" en el que el objeto de deseo es inicialmente el padre y no la madre de la tercera persona masculino-singular. 

Existen muchas más opiniones a cerca de este asunto, a mi vista muy interesante. Están los que creen que nacemos y nos mantenemos de por vida bisexuales, pero nos decantamos socialmente por una tendencia sexual; los que piensan que ser gay es una moda del siglo XXI; los que creen que es una cuestión vírica y de fácil propagación... Pero creo que existe un problema de base en todo esto y tiene que ver con el rigor científico con que se enuncian ciertas teorías. Y no me refiero a la moral, creencias religiosas o ideologías que subyacen bajo cada estudio; sino con el hecho de si realmente se toman como objetos de estudios a homosexuales de forma objetiva o todo es pura especulación pseudo-intelectual.

Como sujeto experimentador de la homosexualidad sé algunas cosas a cerca del tema, como que casi todo homosexual que conozco tiene algún pariente materno homosexual; o que en el caso de los gemelos que conozco, ambos comparten sexualidad entre otras cosas; o que antes de alcanzar etapa alguna de mi desarrollo sexual ya me gustaba la carne, y solo la carne, pues al pescado soy irremediablemente alérgico (no que no me guste, sino que no puedo). Tal vez la genética algún día nos sorprenda. También sé que uno no elige el camino más pedregoso y "torcido" a priori por gusto, ya que la alternativa es indudablemente más fácil de caminar cuando apenas se han dado los primeros pasos. Sin embargo no creo que una vez andado el monte se vuelva a carretera. 


Me gustaría resaltar como puntos suspensivos de esta entrada un estudio científico realizado en el Instituto Karolinska de Estocolmo (Suecia) en el 2008, el cual revela que existen diferencias entre los atributos físicos de los cerebros de las personas según sexo y tendencia sexual. Para ello, analizaron, a través de resonancias magnéticas, el tamaño y forma del cerebro de 90 personas, de las cuales 50 eran hombres y mujeres heterosexuales a igual proporción; 20 eran gays y 20 lesbianas. Los resultados mostraron que mientras los hemisferios derechos de los hombres heterosexuales y las lesbianas resultaban ser asimétricos; los volúmenes de los hemisferios de los gays y mujeres heterosexuales resultaban ser simétricos. Además, se concluyó que mientras que las conexiones neuronales de hombres heteros y lesbianas presentan una extensión mayor en la amígdala derecha (zona cerebral que se encuentra en el hemisferio derecho, núcleo de neuronas grises); en los gays y mujeres heteros la actividad neuronal es más extensa en la amígdala izquierda. Dado que el desarrollo neuronal de las personas se produce en el vientre materno, sólo cabría una posibilidad (aunque aún no es definitoria): homosexual se nace. Y se muere. 

Como dice el título del blog: "born to be queer", y que así sea hasta la sepultura. 

Buenas noches,

Leonard. 

3 comentarios:

  1. No podría estar mas de acuerdo, yo mismo tengo un hermano gemelo que también es gay, así que te valgo de ejemplo. Con respecto a los a tributos físicos del cerebro hay un programa de Redes que te lo explica baste bien!

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  2. pues me gustaría verlo. ¿Sabes cómo puedo acceder a él? Con respecto a los tributos físicos del cerebro, me parece muy interesante el experimento, y me creo que haya similitudes de proporciones y formas entre los cerebros de un gay y una mujer hetero y de una lesbiana y un hombre hetero. Eso explicaría bastantes cosas. Pero creo, que esto no lo he expresado, que eso no lo es ni mucho menos todo. El tema de las testosteronas y los estrógenos (no sé si estará relacionado con los atributos del cerebro) puede que también intervenga en la sexualidad de las personas, o no. Lo que sí creo de corazón es que la sexualidad se trata de algo completamente genético, hereditario e inmutable. El amor y los sentimientos son cosa aparte.

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  3. Aquí tienes el link de you tube: http://www.youtube.com/watch?v=DLq1t3AiJ58
    está bastante bien, hace tiempo que lo vi pero creo que te responderá muchas de tus dudas.

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